dimarts, 11 d’octubre del 2011

Carta de J. Valderribas + Resposta de Carles Fauró

El meu pare em va fer arribar això:

"El diari "El Mundo" va publicar una carta signada per un senyor de nom J. Valderribas. M'ha semblat oportú respondre-li perquè la indiferència, tot i ser una resposta adequada, és silenciosa i de ben segur que passaria inadvertida. Us envio les dues cartes. És probable que la meva no la publiquin (poden argumentar que és massa llarga tot i que no ho és gaire més que la del Sr. Valderribas). És per això que he decidit donar-la a conèixer a tota la gent que conec."

Adjunto aquí sota els dos escrits (primer el de J. Valderribas i seguidament la resposta del meu pare):

CARTA DE J. VALDERRIBAS PUBLICADA A EL MUNDO:
Vaya por delante que mi simpatía por vascos y catalanes es la misma, es decir, ninguna. Pero al menos sé distinguir entre un adversario válido y otro que no lo es. Dicha distinción es muy importante para todo español que se precie, cuyo objetivo en la vida debe ser dar por periclitados los nacionalismos periféricos. Aunque el nacionalismo vasco está emponzoñado por los crímenes abyectos de la banda etarra, son un rival de mucha más enjundia para la nación española que los siempre timoratos catalanes. Y voy a tratar de explicar el porqué.
Mientras los vascos han sido siempre un elemento incómodo en todas las invasiones que ha padecido la península, (romanos, godos, árabes), los catalanes se han dejado siempre conquistar por el primero que ha pasado por allí. A un lado la resistencia al invasor, al otro, los fenicios que por un plato de lentejas dejan que se mancille su honor. De hecho, un castellano recio siempre se sentirá más identificado con el carácter rudo y batallador del vasco, dejando momentáneamente a un lado el episodio repugnante que lleva a cabo una banda de asesinos desalmados, que con la falta de carácter, el "acongojamiento", el rechazo al enfrentamiento y el amor por el dinero y no por lo propio que caracteriza a nuestros particulares judíos.
Por todo esto no me extraña que al primer ataque serio que se le plantea al nuevo gobierno de la Generalidad, sean los propios catalanes los que sacrifiquen a Carod. Mientras los vascos recibieron una presión incomparablemente superior durante el periodo previo a las últimas elecciones autonómicas, y por desgracia para la nación española con resultado nefasto para nuestros intereses, en Cataluña no han sabido resistir ni el primer achuchón. Era de esperar, no tienen sangre. Ellos mismos destruyen a sus líderes.
No tengamos ninguna duda de que con un par de escaramuzas más, el gobierno de la Generalidad caerá, se convocarán elecciones anticipadas y volverán a gobernar CiU y el PP. Todo debe estar bajo control. Dicen mis contactos en Cataluña que ERC, de hecho el único intento mínimamente serio de ponernos un poco nerviosos, va a quedar electoralmente diezmada el 14-M, mientras que los siempre dóciles chicos de Pujol van a salir ganando de este embrollo. Y ya sabemos que a esta gente con un par de contactos económicos se les tiene más que domesticados. De hecho, encarnan al auténtico fenicio. En definitiva, y para apagar los temores de un buen amigo mío, nuestra autentica preocupación debe estar centrada en el norte.
Los catalanes se anulan ellos mismos, y si se ponen un poco nerviosos, sacamos la tontería del fútbol (el Barsa, ese gran narcótico) y ya están entretenidos para unas cuantas semanas.


CARTA RESPOSTA AL SR. J. VALDERRIBAS PUBLICADA A EL MUNDO (7.10.11):

Vaya por delante que mi simpatía no distingue gentilicios, distingue personas y colectivos. Me caen simpáticas les personas honradas, las personas de mente abierta que aceptan la diferencia como riqueza e intentan combatir sus propios prejuicios, los prejuicios tópicos y las falsas generalizaciones; me caen simpáticas las personas que en lugar de crear problemas se esfuerzan en solucionarlos, las personas que hacen del respeto a los demás una de sus normas básicas de vida, las que se esfuerzan en conseguir noblemente sus objetivos, las que luchan por la libertad y la justicia… En resumen, me caen simpáticas muchísimas personas sean del gentilicio que sean

Me caen simpáticos, en general, los pueblos del mundo, cada uno con su idiosincrasia, su cultura, su lengua, sus costumbres, todo ello opinable, discutible en algunos aspectos y, en otros, rechazable. Me caen simpáticos los colectivos y las comunidades que luchan a favor de los derechos humanos, tanto individuales como sociales y políticos.

Vaya por delante que mi simpatía por las personas que no muestran respeto, que insultan, que hacen de la violencia verbal, física o psicológica su manera de relacionarse con los demás, es nula. Como también es nula mi simpatía por las falsas generalizaciones y pretender hacer con ellas un corpus intelectual. Y nula mi simpatía por la ignorancia, las manipulaciones y las tergiversaciones de la historia.

Y vaya también por delante que mi simpatía por los grupos o colectivos que intentan imponer por la fuerza y sin ningún tipo de respeto sus ideas o su manera de entender el mundo y la vida sobre otros grupos también es nula. O ninguna, como usted dice.

Soy catalán, Sr. Valderribas, y me siento insultado no sólo como catalán, sino como persona sin necesidad de añadirle gentilicio alguno. Si me dejara llevar por la supuesta ira que pudiera provocar su panfleto (no creo que merezca otra cualificación) podría dedicarle muchos epítetos y muchos adjetivos. Pero mi sentido del respeto y de los valores democráticos me lo impiden. Y además, no vale la pena.

Tengo amigos castellanos, grandes amigos y grandes personas, tanto en Catalunya como en Castilla, y estoy seguro de una cosa: leyendo su escrito (sustantivo más que generoso) van a sentir tanta vergüenza como la que yo he sentido. Si ser español es ser como usted, que me borren.

No voy a rehuir el combate dialéctico en lo que vale la pena: ya le he dicho que soy catalán y para mi Catalunya es mi nación, con todas sus virtudes -cosa que usted no sabe ver- y todos sus defectos -y no hacen falta ni sus insultos ni sus mentiras para verlos. Pero yo, Sr. Valderribas, no lanzo Catalunya contra nadie ni contra ninguna otra nación, porque todas, todas sin excepción, también con sus virtudes y sus defectos, merecen mi respeto. Ser alemán no es igual a ser nazi, ser francés no es igual a ser chovinista ni jacobino, ser castellano no es ser imperialista ni “conquistador”, ser vasco no es ser terrorista, ser judío no es ser sionista. Y ser catalán no es ser lo que usted dice. Y vaya por delante mi respeto a fenicios y judíos. Aclare sus conceptos y sus ideas, Sr. Valderribas, porque está inmerso en un mar de confusiones que además son tóxicas.

Podría darle muchos más argumento, pero me excedería en el tiempo y en el espacio. Una última recomendación: no creo que ni usted ni los que piensan como usted le hagan un favor a España utilizándola con arrogancia y prepotencia como arma arrojadiza contra, según piensan ustedes, otras partes de España. Si es así, se auto-agreden. Tiene usted, y lo tienen también los que piensan como usted, un grave problema. Y lo tienen que solucionar si no quieren quedarse solos.

Atentamente,

Carles-Miquel Fauró i Sànchez