... Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente me cuerpo, sino mi alma.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.
Siempre di lo que sientes y haz lo que pienses.
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo, te diría “te quiero” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos...
Gabriel García Márquez
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