diumenge, 25 d’octubre del 2009
Movimiento de los planetas en la Teoría heliocéntrica
A pesar de que Copérnico propuso una teoría nueva colocando al Sol en el centro del sistema planetario, su teoría sostenía que los planetas giraban alrededor del mismo en órbitas circulares, al igual que lo estipulaba el modelo geocéntrico de Ptolomeo, con la diferencia de que en el último el Sol orbitaba la Tierra.
Por esta razón, si bien los cálculos matemáticos para predecir el movimiento de los astros se había simplificado notablemente con la teoría de Copérnico, éstos no arrojaban aún resultados exactos y precisaban de numerosas correcciones y combinaciones de círculos, dado que se desconocía que los planetas orbitan en torno al sol en trayectorias elípticas.
Cabe recordar que desde la antigüedad se consideraba al círculo como una de las figuras más perfectas en la geometría y por eso se la consideró en un primer momento la forma del universo y las órbitas planetarias. Es por eso que los cálculos de Copérnico no eran precisos, al igual que los de la teoría geocéntrica, si bien el heliocentrismo se aproximaba más a la realidad, puesto que colocaba al sol en el centro del sistema, en lugar de la tierra.
El modelo geocéntrico, por su parte, había sido usado siglos atrás por el Papa Gregorio XIII para confeccionar el calendario gregoriano, lo cual dificultó la aceptación del heliocentrismo. El modelo heliocéntrico adquiriría un grado de exactitud más preciso, con cálculos más simples, en 1609, cuando el astrónomo alemán Johannes Kepler (1571-1630), reformuló la teoría, sugiriendo que la trayectoria de los planetas no era circular, sino elíptica. En el modelo copernicano, el intervalo entre dos conjunciones superiores o inferiores, si el planeta es interior, y dos conjunciones u oposiciones, si el planeta es exterior, se llama periodo orbital.
Desde la antigüedad, se conoce dicho periodo para todos los planetas. En dicho periodo sinódico se repiten las distintas configuraciones de los planetas. Si bien no se puede considerar a Copérnico ni como descubridor del heliocentrismo ni como desarrollador verdadero de la teoría, sí cumplió una función crucial como inspirador para los científicos que le sucederían.
La verdadera revolución aún habría de venir, cuando otros científicos como Galileo Galilei, Johannes Kepler o René Descartes iniciasen otros debates sobre el tema, que llevarían a replantear la epistemología, la filosofía y la teología. En efecto, fueron las observaciones de Galileo de los satélites jovianos las que constituyeron una prueba contundente que inclinaría la balanza a favor de la revolución copernicana.
(http://es.wikipedia.org/wiki/Heliocentrismo)
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