Ante la celebración del 28J «DÍA DEL ORGULLO LGTBI»
TODOS LOS HOMBRES estamos en deuda con el movimiento de hombres homosexuales,
por haber sido pioneros en plantar cara a los rígidos modelos masculinos de nuestra cultura. De la misma forma debemos nuestro reconocimiento y admiración a todo el movimiento de mujeres y hombres homosexuales, transexuales, bisexuales e intergénero
por haber puesto en cuestión con valentía los supuestos heterosexistas de nuestro modelo patriarcal y machista. Gracias en parte a su esfuerzo, nuestra sociedad es ahora más abierta y tolerante.
Se suele hablar de «Orgullo Gay», quizás en otro tic patriarcal que universaliza el masculino invisibilizando así a todo el resto, cuando en realidad se celebra el orgullo de homosexuales, bisexuales, transexuales… en definitiva, de todas las personas con un modelo sexual o genérico diferente del obligado patrón heterosexista del patriarcado.
No se trata de una celebración frívola o gratuita, como argumentan muchas voces. No es gratuita porque no surge de una situación de absoluta normalización e igualdad. Por el contrario, en este mundo y en esta sociedad en que vivimos, la palabra «maricón» sigue siendo el insulto universal porque condensa el desprecio contra lo femenino y la arrogancia del varón que se considera depositario de los valores más excelsos. La homofobia es una forma más de violencia machista. Incluso en este país, donde existe una plena equiparación legal, la desviación de la norma heterosexista se sigue castigando con desprecio, invisibilidad, exclusión y odio. En otras partes del mundo llega a castigarse con persecución, cárcel y hasta pena de muerte.
No es frívola, porque supone la afirmación de la propia diferencia en una sociedad intolerante que todavía la castiga y la invisibiliza. Porque hace visible la diferencia y nos invita a abrir los ojos y verla, y aceptarla, y celebrarla. Diferencia de género y de comportamiento sexual, pero también diversidad en la familia y en las personas, y en el amor, y en los modelos sociales y culturales… Cuarenta años después de los disturbios de Stonewall, todavía sigue siendo necesario alzar la voz y afirmar la diversidad frente al silencio, la intolerancia y el odio.
Los hombres gays tenemos que estar en esta celebración del Orgullo y la Diversidad,
para reivindicar la diversidad y seguir plantando cara al sexismo heterocentrista de esta sociedad.
Los hombres heterosexuales también tenemos que estar allí, cogidos de la mano de los hombres homosexuales, que son nuestros vecinos, nuestros amigos, nuestros hermanos, nuestros hijos y en ocasiones hasta nuestros padres, y que durante demasiado tiempo se han visto demasiado solos ante el desprecio, la humillación, el odio, la invisibilidad y el silencio.
Tenemos que estar, en fin, todas las personas, mujeres y hombres. En nuestro nombre, uniendo esfuerzos para la construcción de una sociedad más libre, abierta, respetuosa, diversa y limpia de odios, miedos y exclusión. Y también en nombre de todas aquellas personas que sufrieron tiempos peores y vivieron condenadas al silencio y a la agresión constante. Con todas ellas tenemos una deuda de comprensión, ternura y solidaridad.
LA HOMOFOBIA ES VIOLENCIA MACHISTA.
Sevilla, junio 2009
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